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"Un ajuste de cuentas" es una película atípica porque se plantea como la falsa reconstrucción de la muerte de un productor de cine a través de la investigación policial, entrevistas, imágenes de archivo y monólogos a cámara de los implicados. Sin duda, ese punto de partida puede parecer original y con otra construcción podría haberse tratado de un trabajo fascinante, pero se malogran todas las opciones posibles y uno tiene la impresión cuando lo ve de estar mirando un corto amateur que en lugar de 15 minutos dura 75.

La sinopsis de la película es esta: La muerte inesperada de un productor cinematográfico español en circunstancias no aclaradas, lleva a periodistas, policía y gente del cine a hacer investigaciones o especulaciones y a dar cuenta de las relaciones que tenían con el finado. Esas especulaciones e informaciones son rematadas con una serie de monólogos en los que se entremezclan la reflexión y la confesión. Finalmente asistimos al testimonio videográfico de la última fiesta de cumpleaños del productor fallecido, Rubén Saco.

Y es que no se nos ofrece nada. Entiendo que es un proyecto pequeño rodado en digital, pero la falta de imaginación en la puesta en escena resulta desesperante, sobre todo porque la directora atesora varios títulos en cine y no se trata de una novata y el guionista es el autor de la estimable y sensible "León y Olvido". Ni siquiera la presencia de actores conocidos en la cinta consigue aumentar el interés. Uno espera encontrar un puzzle de información recreado con los fragmentos de las imágenes para reconstruir la historia, pero se encuentra con una sucesión de monólogos y anécdotas insignificantes que no transmiten ni emoción, ni intriga ni siquiera un hilo argumental donde sostenerse.

No entiendo el sentido de la propuesta. Se apuesta por un tono cómico, pero no se vuelca en la comedia. Se apuesta por un tono crítico de la profesión, pero no se atreve a cargar las tintas contra nada con demasiada fuerza. Se apuesta por presentar unos personajes, pero sólo se esbozan y no se profundiza en ellos. Se apuesta por un formato innovador para contar la historia y se acaba convirtiendo en algo de lo más convencional y repetitivo. En cambio, se rechaza la opción del misterio. Sin risas, emoción, intriga, con un montaje plano y visualmente poco interesante, su visión resulta de lo más aburrida tal y como testimonian los ronquidos de varios de los asistentes en la sala donde pude verla.

U.C. (Daniel Farriol)